
Las cintas adhesivas , comúnmente denominadas "celo", son parte del material de oficina, aunque también es material de uso doméstico. Las cintas adhesivas suelen estar hechas de una película de polipropileno o de PVC y una parte adhesiva, y sirven tanto para reparar documentos dañados como para ensamblar objetos y unir páginas, entre otras cosas. Tienen propiedades, por tanto, de sujeción y de sellado.
Las cintas adhesivas, según el uso que queramos darles, pueden ser blancas, transparentes, de colores y con efectos decorativos o invisibles, que no se ven al hacer fotocopias.
Las cintas adhesivas suelen comercializarse en rollos de una longitud aproximada de entre 5 y 33 metros. También se comercializan con portarrollos de cinta adhesiva, que son de plástico y que se pueden utilizar con rollos de hasta 66 metros de longitud.
La mayoría de marcas fabrican cinta adhesiva que no deja marcas ni brillos, que no amarillea, no se despega y no transfiere el adhesivo, y que además se corta fácilmente.
Las cintas adhesivas pueden llegar a tener hasta tres capas: una impermeable, otra súper-resistente y otra súper-adherente. Algunas son especiales para escritura sobre ellas con pluma estilográfica o bolígrafo de tinta líquida.
Además hay marcas que fabrican modelos de cinta adhesiva 100% reciclables, que tienen una película fabricada con recursos de fibra natural con origen forestal certificado (FSC).
Existe también la cinta adhesiva de doble cara, que sustituye a los clavos y los tornillos cuando queremos colgar carteles o fotografías en una pared, la cinta adhesiva especial para moquetas y alfombras y el papel para perfilar o delimitar zonas en trabajos de pintura.