
Las máquinas de escribir son herramientas de escritura que formaron parte del material de oficina durante finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX.
La máquina de escribir supuso una revolución porque hasta su invención todos los textos que se hacían en las oficinas eran manuscritos y supuso por tanto un ahorro de tiempo y un aumento de la productividad de los trabajadores.
Las máquinas de escribir sustituyeron el trabajo de los copistas e hicieron que los documentos de las empresas empezasen a ser más oficiales, ya que no dependían de la caligrafía y la personalidad de los copistas.
Poco a poco, sobre todo con la invención de los procesadores de texto y los ordenadores, las máquinas de escribir han ido cayendo en desuso, aunque se siguen utilizando en muchos países y formando parte del material de oficina en muchas empresas.
El funcionamiento de las máquinas de escribir consiste en que las teclas, al ser presionadas con los dedos del mecanógrafo, se ponen en contacto con las cintas entintadas e imprimen los caracteres en el papel.
Las máquinas de escribir Olivetti y las máquinas de escribir Olympia son, sin duda, las más famosas y las más utilizadas en prácticamente todo el mundo, aunque Olivetti ya no las fabrica y Olympia solo fabrica modelos electrónicos. Y las primeras máquinas de escribir fueron las de Cristopher Sholes y las de E. Remington and Sons.