
Las lámparas de oficina, junto con las mesas de escritorio y las sillas o sillones de dirección, forman parte del mobiliario de oficina. Las lámparas son esenciales ya que dan luz e iluminan la habitación en la que trabajamos.
Es muy importante saber elegir la lámpara de oficina adecuada para que la luz sea la correcta según las condiciones del despacho y de las necesidades que tengamos, ya que depende de si trabajamos con ordenador, leyendo documentos o reunidos con otras personas a menudo, por ejemplo.
Existen diferentes tipos de lámparas de oficina que se adaptan a las necesidades específicas de los usuarios.
Las lámparas de pie se suelen utilizar para alumbrar toda la habitación o al menos para dar una luz general a la habitación, no para alumbrar únicamente la mesa de escritorio o la pantalla del ordenador.
Las lámparas de pie suelen tener una base metálica y una altura aproximada de 1,8 metros. La intensidad de luz de muchos modelos es regulable y por lo general tienen una potencia de 300 W y 230 voltios de voltaje.
Las lámparas de sobremesa o flexos son lámparas de oficina que sirven para alumbrar el escritorio y el ordenador, es decir, la zona específica sobre la que trabajamos.
Este tipo de lámparas de oficina suelen consumir bombillas de entre 11 y 20 W y tienen una proyección de unos 50-70 centímetros, por eso son de escritorio. Muchas de las lámparas de sobremesa, sobre todo los flexos, tienen una mordaza o pinza para adherirlas a la mesa en el punto que queramos y moverla además libremente por toda la superficie del escritorio.
Algunas de las características de determinados modelos de lámparas de sobremesa son las siguientes:
Las lámparas o bombillas suelen tener una duración de entre 25.000 y 35.000 horas y una potencia de 3-16 W. El peso de las lámparas suele ser de entre 40 y 50 gramos y la mayoría de modelos tienen el certificado CE. Las lámparas Verbatim son las que más se comercializan en España.