
Antiguamente, se empleaba la pluma estilográfica para escribir. Sin embargo, este método se ha quedado un tanto obsoleto debido a sus inconvenientes ya que resultaba sucio y requería la necesidad de estar constantemente mojando la pluma para llenarla de tinta. Este problema se solucionó con la aparición del bolígrafo de tinta.
El novedoso bolígrafo de tinta, que apareció en los años 40 para solucionar los anteriores problemas, tiene unas características distintivas. Entre ellas, destacamos su tinta viscosa y un enlace de colorante, pigmentos… Todo ello facilitó una escritura más fluida evitando así el engorro de las pérdidas. La tinta de aceite es espesa y de gran calidad pudiendo abarcar todos los usos cotidianos de escritura. Además, es especialmente indicado para aquellos usos que requieran papel de calcar, véase un talonario de entregas o facturas.